En esta primera publicación, daremos a conocer el principal material que empleamos para la fabricación de ventanas. Pasaremos levemente por su historia, composición y transformación, para pasar a conocer en esta publicación y posteriores, lo que más nos interesa, que es su producción de carpinterías y estructuras.
Es el tercer elemento más abundante en la corteza terrestre, y se encuentra en diversos minerales, aunque se extrae únicamente de la bauxita
En la antigüedad lo trataban como un elemento tan caro como el oro, y no fue hasta el 1886 cuando se descubrió la manera de extraer el metal de aluminio del mineral de la Bauxita.
Haciendo gala a la localidad de Les Baux, donde se le dio nombre a esta roca allá por el 1821, pasarían más de 65 años hasta que el científico Héroult y el ingeniero Hall, fueron los primeros en patentar esta forma de extraer el óxido de aluminio. Tres años más tarde Karl Bayer, patentó un método que revolucionó el mercado y que actualmente sigue usándose.
Aunque el consumo energético de la extracción es alto, para convertir la bauxita en criolito aplicando una corriente eléctrica y separar los átomos de oxigeno del aluminio, la vida útil de este material, es larguísima, se podría reciclar sucesivamente después de cada vida útil de cada producto.
Este material no ferroso, es muy ligero, tiene buen comportamiento a la corrosión, se puede extrusionar y mecanizar, y con diversas aleaciones y temple, se convierte en un material perfecto para fabricar laminas y perfiles, utilizables en estructuras y carpinterías, entre otros usos.
Los acabados de este material, dan fiabilidad, longevidad, atractivo y dureza suficiente, para que los trabajos que con él se realizan, tengan garantía total de todas estas características. Los procesos de anodizado o lacado, acaban de armonizar los productos, con la situación que requiera cada ocasión, habiendo una amplia gama de colores, texturas y serigrafías, para que podamos integrarlas en cualquier situación.
